Este 24 de Mayo, además de unas elecciones municipales y autonómicas en España, se va a producir la primera votación en el Parlamento Europeo para la aceptación de este tratado.
Si nuestras elecciones domésticas son importantes el tratado no lo es menos, afectando de buena manera el bienestar de la sociedad hispánica.
Y es que la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, conocido en inglés como el Tratado de Libre Comercio e Inversiones (TTIP), incide con fuerza en las reglas de juego entre las dos potencias, no exento de dudas y confrontación principalmente por parte europea.
Como todos los tratados comerciales lo que se pretende es facilitar el comercio entre ambos pero ese implica un cambio de normativas y de juegos de las grandes corporaciones que pretender ser las más beneficiadas.
Además de nuevas legislaciones, hay varias cuestiones que causan controversia por parte europea, tanto medioambientales, cuotas de producción agrícola o de protección de datos, dado que la mayor parte de las empresas tecnológicas se encuentras en EE.UU.
Pero sin duda lo que más levanta ampollas es el llamado organismo de solución de diferencias (ISDS), una especie de tribunal privado impuesto por Estados Unidos para resolver los conflictos entre inversor y un Estados, aspecto que encuentra el rechazo frontal de Europa, ya que se percibe que beneficiará a las grandes corporaciones.
Se estima que el tratado pueda suponer un crecimiento del PIB de los Estados Unidos de un 5% y cerca de un 1% para la Unión Europea, lo cual no parece mucho para el gran esfuerzo que va a suponer para la gran parte de los ciudadanos europeos.